Es un viaje que teníamos programado hace tiempo ya que mi amigo Álex se fue hace meses a trabajar allí y ni Ana ni yo conocíamos la ciudad. Así que elegimos un finde que nos viniera bien, buscamos un billete de avión barato (era la primera vez que iba a subir en avión, buf, ¡qué nervios!) y... para allá que nos fuimos.
Ana, Bernat, que es su novio y yo, cogimos el avión en Valencia sobre las 19 y llegamos en poco menos de una hora a Sevilla, donde nos esperaba Álex y su "especial" forma de conducir, para llevarnos a Córdoba. El viaje en avión me encantó; el trayecto en coche ya me dió más miedo (no vuelvo a montar de noche en el coche de Álex ni borracha, jeje).
La verdad es que a todos nos ha encantado la ciudad, la buena comida y la amabilidad de los cordobeses. Ha sido gracioso porque Álex, todo caballeroso y haciéndose el interesante, ha querido hacer de guía turístico pero apenas tenía idea; es más, sabía yo más cosas de "Medina Azahara" o "La Mezquita" que él... ¡¡y eso que vive enfrente!! Si es que es un caso para la psicología... jajaja
Nos ha hecho un tiempo estupendo y los tres días han pasado tan rápido que cuando esta noche he llegado a casa, he pensado: Pero, ¿¿ya estoy aquí??
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