lunes, 16 de abril de 2007

Demasiadas emociones (II)

¿El problema? El de siempre... saber qué somos exactamente y qué significó ese beso.
¿El error? No decir las cosas claras (por su parte, para evitar comprometerse y por la mía, por tener miedo a cagarla y no querer confundir lo que ha pasado).
¿La excusa? La vacaciones de Semana Santa y el que no nos fueramos a ver en 2 semanas.

Pero como no iba a consentir que eso se quedara ahí (y quedarme con estas dudas durante 12 días), le propuse quedar el último día de vacaciones y comer juntos. Parece que le gustó la idea...

Y llego hoy, un día antes de terminar mis vacaciones, toda dispuesta a preparar la velada perfecta (ya que estaba sola en el piso e iba a cocinar una receta familiar estupenda) y me dice que se ha ido con sus amigos (a los que ve todos los fines de semana) a hacer senderismo y se lo ha pasado tan bien, que va a repetir mañana y que no puede quedar.
Y yo soy tan tonta que, a pesar de quedarme dolida y hecha polvo, le digo que no me importa y que se lo pase bien.

Pero sí que me importa; tengo un nudo en la garganta y me estoy dando cuenta de que nuestros sentimientos no van por el mismo camino.

¿Cuando aprenderé a no hacerme ilusiones?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por tu buena nota y terminar bien tus estudios.

En cuanto a lo demás te deseo mucha suerte.

Bss.

Toni dijo...

Hola + un beso para Anna.

Ya sé que mal de muchos consuelo de… Pero, a casi todos nos pasa igual. Esperamos mucho, quizá demasiado, creamos grandes expectativas y después...
Así nos va.

Saludos de un Alicantino.

Lourdes dijo...

Gracias, Anna.

Y va a ser que sí necesitaré mucha suerte con este chico porque parece que las cosas no son como yo creía (y él tiene muchas dudas); pero bueno... paciencia

Un beso

Lourdes dijo...

Hola, Toni

Gracias por pasarte por aquí, paisano

Y sí, tienes toda la razón; creo que nos iría mucho mejor si no esperaramos tanto de los demás (es una de mis asignaturas pendientes, aunque si espero es porque creo que yo doy bastante), pero ¿qué sería de nosotros si no tuviéramos ilusiones?

Un beso

Toni dijo...

Tienes razón las ilusiones son la sal de la vida. Pero el deseo es la fuente del sufrimiento. ¿Como encontrar el equilibrio? Ni idea si alguien lo sabe que me lo haga saber. Por cierto gracias por pasarte por mi antiguo blog. Si Anna tiene tu correo te hare llegar la dire del nuevo. Si no, mi correo es amares.m@gmail.com

Un abrazo.