domingo, 22 de marzo de 2009

Florecer o marchitar

En uno de los libros que estoy leyendo, he encontrado unas páginas que describen muy bien lo que intenté plasmar hace unos días.

Cuentan que una tarde un rey amaba las plantas y las flores, al regresar de un largo viaje, decidió caminar un poco por su jardín. Recordaba que había dejado instrucciones precisas a los jardineros para el cuidado de cada planta. Sin embargo, descubrió con tristeza que sus árboles, arbustos y flores, muchos de los cuales había plantado él mismo con mucho trabajo, se estaban muriendo.

Con angustia, les preguntó qué les pasaba.

El Roble dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. El Pino agonizaba lamentándose de no dar uvas como la Vid. En la pérgola, la Vid se moría de rabia porque no podía florecer como la Rosa; mientras, la Rosa lloraba por no poder ser fuerte como el Roble.
También el rey sintió que tenía ganas de llorar.

Entonces, en el rincón más lejano del jardín, vio un montón de florees creciendo, de todos los colores y rebosantes de salud y energía.
El rey se acercó y encontró a las Fresias floreciendo más frescas que nunca.

El rey preguntó:
- ¿Cómo es que crecéis tan saludables, alejadas de la fuente y posiblemente olvidadas de los cuidados de mis jardineros?

Las flores contestaron:
- ¡Quién sabe! Nosotras siempre supusimos que cuando nos plantaste querías que fuéramos Fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, habrías plantado aquí una Rosa o un Roble. En aquel momento supimos que nuestra manera de agradecerte la vida era ser las mejores Fresias que pudiéramos llegar a ser...
Y eso hicimos.

Ahora es tu turno.
Estás aquí para contribuir con tu fragancia al mundo en el que has nacido.
Simplemente, mírate a ti mismo.
Sé quien eres y sé consciente de ello.
No hay posibilidades de que seas otra persona.
Puedes disfrutar de ello y florecer regado con tu propio amor o puedes marchitarte en tu propia condena, tratando de ser otra cosa.

Tú decides.

jueves, 19 de marzo de 2009

Vale...
Llevo más de un mes y medio sin escribir ni una sola letra en mi blog.

De acuerdo...
He estado muy ocupada (como siempre) pero podía haber sacado algún huequecito.

Está claro...
Que me han pasado muchas cosas en estos días (buenas, malas, personales, laborales...) y que muchas veces he tenido la necesidad de escribirlas y desahogarme.

Eso sí...
El gran notición aún no ha llegado (¿Realmente podré escribirlo algún día?)

Siento...
No estar más comunicativa pero a pesar de que mi cabeza va a 1000 Km/h, mis manos están aletargadas y mis emociones están bloqueadas.

No obstante...
Este comentario es para deciros que "estoy", y daros las gracias a los que me escribís y preguntáis qué tal va todo.

Espero...
Volver pronto y poder contaros muchísimas cosas (interesantes, aburridas, emotivas o cotidianas)

miércoles, 18 de marzo de 2009

A veces resulta muy duro ser uno mismo, pensar como piensas, decir lo que sientes... y no ser rechazado por los demás o tratado como raro y fuera de lugar.

Me he sentido muchas veces así pero nunca como hoy el hecho de ser auténtica, sincera, transparente y expresiva, el ayudar a mis compañeros e intentar que todo vaya mejor, se ha vuelto contra mí y parece que debo pasar por la vida como una "gris" más, sin implicarme en las cosas ni con la gente, sin arriesgar ni apostar por nadie, sin hacer bien mi trabajo, ni expresar lo que siento a los que me rodean.

Parece que les va a mejor a los que se dejan llevar por la corriente, son autómatas, aprovechados e hipócritas pero "correctos", callados y poco contestarios.

Pero mi alma rebelde se niega a pensar que este mundo sea tan tristemente injusto con los "diferentes".

Yo soy yo.
No soy quien tú quieres que sea,
ni quien mi madre ni mi padre quieren,
ni quien mis compañeros de trabajo quieren que sea.
Tampoco soy como la moda quiere que yo sea.

Yo soy yo.

No pienso como los demás, pienso como yo mismo.
No actúo como mis ídolos, pues no los tengo.
Yo siento admiración por mí,
por ser capaz de ser yo,
en una sociedad donde pensar está mal visto,
en donde debemos comprar lo que nos venden,
sentir que no somos perfectos por no estar delgados,
no ser altos o no tener la piel firme.
¿Sabes qué?

La perfección es ser uno mismo,
aceptarse tal como se es,
no intentar agradar a las demás personas
ni ser como ellas quieren.

Soy buena persona, ¿por qué debo cambiar?
¿Acaso debo robar porque me roben?
¿Debo insultar porque me insulten,?
¿Debo engañar porque me engañen?
NO.
Las demás personas no cambiarán mi forma de ser.
Quien no me acepte, no compartirá mi vida.

Aunque realmente no sé quién soy (ni quién quiero llegar a ser) prefiero seguir averiguándolo a convertirme en una copia más de la sociedad.